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Luego de una marabunta social, la sobrexposición a las redes sociales y la vida fugaz de contenido. Me vi abrumado.
Buscaba sin descanso formas nuevas de ”ayudar” a mis amigos y familiares. En mi intento, me dieron la espalda.
Autodestruidos por su propia autoconsciencia, falsa crisis de los 40 y adolescencia bipolar llenas de historias que a ningún adulto o autoridad podría hacerle ni pizca de gracia.
Entre esas historias esta la razón de empezar a escribir; fuera por necesidad o por ego propio. Versé sobre mi vida, contando los secretos más oscuros de la genética y relaciones cercanas. Autoexiliándome por necesidad misma de, quizás, haber fallado mi misión autoimpuesta.
Sin embargo, me di cuenta de mi error: Fui un egoísta, cegado por la creencia absoluta de creerme el héroe o la madre de mis conocidos.
¿De que te vale todo esto? De nada, obviamente.
¿Qué lo une a SLOWLY? La escritura.
Lentamente, tenía un pequeño nicho de poesía en la plataforma rosada. Mis conocidos y yo a penas no llenábamos con conversaciones superficiales por otras redes sociales.
Entonces como si de un voyeur digital se tratase y me escuchase por el micrófono del móvil, la tienda de App de la gran G me recomendó otra aplicación parecida a esta. Sin embargo, faltaba algo: TIEMPO.
El tiempo de espera entre carta y carta, le agrega ese condimento que faltaba en la vida. Espacio. Te da una alegría cuando alguien de ha escogido para ser amigos por correspondencia y esperar a que llegue la primera carta, cuando al mandársela tú esperas a que te responda.
La extraña sensación automática de escribir cuidadosamente y darle afecto a cada palabra.
A veces tengo conversaciones algo superficiales, pero no son como otras. Está es por ser las primeras cartas.
No vengo a decir que SLOWLY sea el santo grial, ni me salvó durante el confinamiento. La usaba desde antes, incluso.
Pero diré que hasta ahora he hecho un par de amigos por aquí. Otros que nos estamos conociendo y los que vendrán, a lo mejor, en el futuro.
Solo quería compartir mi historia.
Gracias por pasarte a leerla.
Saludos desde Canarias. Ten un buen día, completo desconocido.
Chao
