fbpx
Dove

Dove

🇲🇾 Malasia
Historia Slowly

Originalmente escrito en inglés, traducido por OpenAI.

Cartas que respiran

He llegado a amar profundamente esta aplicación, aunque solo han pasado unas semanas desde que la descargué por primera vez. Me da algo que realmente espero con ansias cada día. Hay algo increíblemente reconfortante en ella, algo íntimo. El ritmo lento, la naturaleza deliberada de enviar y recibir cartas, hace que todo se sienta más intencional. No hay respuestas instantáneas, ni desplazamientos rápidos. Solo pensamientos reales, palabras reales y tiempo real. Y por eso, cada carta se convierte en más que un simple mensaje. Se convierte en un momento.

Esperar, curiosamente, es una de mis partes favoritas. Genera anticipación, sí, pero también fomenta la profundidad. Cuando sabes que tus palabras no llegarán al instante, piensas cuidadosamente en qué decir y cómo decirlo. Comienzas a ver tus pensamientos no como charlas pasajeras, sino como algo digno de ser compartido, recordado y recibido. Y por eso escribo con intención. Me aseguro de que cada palabra refleje quién soy, mis creencias, mis límites, mi suavidad y mi fortaleza.

Escribir siempre ha sido algo que me importa, pero a través de esta plataforma, se ha convertido en algo sagrado. A menudo paso de dos a cuatro horas en una sola carta, escribiéndola, puliéndola y editándola. No porque sea lento, sino porque me importa profundamente. Me tomo descansos para reflexionar, para respirar, para rezar. Y regreso a la página con más que decir, más que dar. Quiero que cada carta lleve el peso de mi sinceridad y la ternura de mis valores. Algunos pueden decir que es tonto dedicar tanto tiempo a una carta de un amigo por correspondencia, pero para mí, es una forma de devoción, a la conexión humana, a la claridad y a la verdad. Siento un inmenso orgullo por cada pieza que escribo.

Pero este espacio ha ofrecido más que solo la alegría de escribir. Ha sido un espacio de aprendizaje, de culturas en las que nunca he vivido, de creencias que nunca había encontrado, de rutinas diarias que nunca había conocido. He adquirido pensamientos sobre la adultez, consejos para buscar trabajo, resiliencia emocional y costumbres culturales. He aprendido cómo otras personas viven, aman y sobreviven. Y todo esto me ha ayudado a acercarme poco a poco a entender quién quiero ser al entrar en la adultez, una etapa que me emociona y, sinceramente, me asusta.

La adultez siempre ha estado a la distancia para mí, como una orilla que no estaba segura de poder alcanzar. Me ha dado miedo lo que exige de mí: responsabilidades, independencia, identidad. Pero leer las historias de otras personas, escuchar cómo la navegan, ver que nadie lo tiene todo resuelto, me reconforta. Me dice que no tengo que ser perfecta. Solo tengo que ser real, estar abierta y dispuesta a crecer.

Ahora mismo, tengo un par de cartas esperando mi respuesta y una en tránsito. Hasta ahora he enviado unas ocho cartas, y cada una de ellas me ha dado algo: amabilidad, perspectiva y esperanza. Las personas aquí no están solo buscando pasar el tiempo. Están buscando conectar, compartir, sentirse vistas. Y creo que eso, en sí mismo, es algo sagrado. En un mundo lleno de respuestas rápidas y comunicación superficial, este espacio es un raro soplo de aire fresco. Es un lugar donde simplemente puedes ser humano, sin disculpas.

Esta aplicación, y las personas en ella, me recuerdan que escribir sigue siendo poderoso. Que la vulnerabilidad es un tipo de valentía silenciosa, y la suavidad, cuando se elige intencionalmente, es una forma de resistencia. Aquí, en la lentitud de cada carta, se nos da permiso para decir lo que realmente queremos decir, para sentarnos con nuestras verdades y compartirlas en su forma más pura. No hay prisa, no hay ruido. Solo sinceridad.

Es más que simplemente enviar palabras al otro lado del mundo. Es un espacio donde aprendemos, no solo sobre los demás, sino también sobre nosotros mismos. Sobre las partes de nosotros que aún no habíamos nombrado. Sobre los anhelos que no sabíamos que llevábamos dentro. Los valores a los que volvemos una y otra vez. Los límites que construimos. La ternura que protegemos. Al escribirle a otra persona, comenzamos a encontrarnos con nosotros mismos con más claridad, no como quienes creemos que deberíamos ser, sino como quienes realmente somos.

Esto no es solo escribir cartas.

Es un regreso a la intención.
A la presencia.
Al alma.

Es una rebelión silenciosa contra un mundo que nos apresura hacia la desconexión. Y tal vez, la magia más profunda de todo esto es esta: venimos aquí buscando conexión, solo para darnos cuenta de que también estábamos buscando claridad, un espejo sostenido suavemente frente a nosotros a través de la escucha de otra persona.

Entonces me pregunto…

¿Qué partes de nosotros mismos hemos silenciado solo para ser más aceptables para un mundo que rara vez escucha con suavidad? ¿Y esas partes siguen esperando, en silencio y con fidelidad, solo para ser escuchadas? ¿Y cuándo fue la última vez que realmente nos sentamos con nuestra propia voz, no para demostrar nada, sino simplemente para entenderla? Hay tantas verdades que viven en silencio dentro de nosotros, esperando que alguien, en algún lugar, haga la pregunta correcta, no para arreglarnos, sino para ser testigos de nosotros.

Y al final, tenemos que preguntar: ¿hemos sido moldeados más por el amor, o por la supervivencia? ¿Qué tipo de mundo estamos construyendo si solo escuchamos a quienes hablan más fuerte, pero ignoramos a quienes hablan con más honestidad? ¿Nos hemos vuelto tan expertos en el arte de aparentar que hemos olvidado el lenguaje de la presencia, la quietud, la sinceridad, la suavidad que una vez nos hizo humanos?

Y si es así…

¿Estamos creando vidas con significado, o simplemente sobreviviendo las que nos han sido entregadas?

© 2025 Slowly Communications Ltd.    
Términos de servicio     Política de privacidad     Cookies