Originally written in English. Translated by sofirilux.
Había una vez una niña. Ella realmente quería hacer amigos, pero sus padres estrictos no la dejaban ir a ningún lado. Estaban seguros de que había criminales y ladrones en cada esquina. Después de la escuela, le dijeron que regresara a casa de inmediato. Y por esto, la niña tuvo problemas con la comunicación, sus compañeros no la entendían, y no había amigos en absoluto. Con el tiempo, la chica creció y se volvió tímida y taciturna. En la universidad, la situación mejoró ligeramente, pero eventualmente fue expulsada por absentismo escolar. Resultó que la depresión no era considerada una razón válida para no ir a clase.
Una y otra vez intentó conseguir un trabajo, pero en la etapa de la entrevista ya estaba claro que no iba a funcionar. Empezó a cortarse a sí misma pensando que todo era su culpa; no había nadie con quien hablar y a quien pedirle consejo. El sentimiento de inutilidad la consumió día tras día. Decidió no dejar la casa, creyendo que sería más fácil. Encuentros aleatorios en el internet no llevaban a nada, porque en aplicaciones instantáneas para encontrar amigos, usualmente juzgan la cara, el cuerpo, el color de piel y el sexo.
Pero un día, entre un puñado de apps de mensajes, encontró Slowly. Las caricaturas de los avatares, los sellos postales y el intercambio de cartas sin prisa de inmediato se ganaron su corazón. Conocer a otras personas, sus hábitos, cultura y vida diaria nunca había sido tan genial. ¿De verdad están interesados en hablar conmigo? – pensó la chica. Es como despertar tras una larga pesadilla de incomprensión y resentimiento. Comenzó a reconocerse a sí misma en los demás, a entender sus emociones y las de otros. Claro, la fobia social no fue a ninguna parte, pero vivir con ella se volvió más fácil.
Déjenla expresar su sincera gratitud por ayudarla a encontrarse a sí misma. Son los mejores. 💜
