LuWat
Originally written in English. Translated by sofirilux
Todo empezó con una carta de mi parte a través del emparejamiento automático. Usualmente las personas mandan una respuesta corta o ni siquiera contestan, especialmente cuando no tienen tantos temas en común contigo. De cualquier forma, él me contestó después de un tiempo diciendo que nunca escribía la primera carta, prefería esperar a que las cartas le llegaran a él.
Las primeras cartas que intercambiamos eran razonablemente cortas, no eran la gran cosa. Hablamos de películas, música, viajes… incluso aunque tuviéramos gustos diferentes, a mí me gusta el kpop y a él le gusta el heavy metal, yo he viajado a varios países y él salió de su país solo una vez…
Conforme pasó el tiempo, encontramos más y más temas de los que hablar, ya fuera sus gatos, lugares bonitos en nuestros países, bandas con conceptos extraños… No sé cómo empezaron estas conversaciones, sólo sé que fluían naturalmente, en ningún momento tuve dudas de cómo seguir con la plática.
Obviamente, con más y más temas de los que hablar, nuestras cartas comenzaron a hacerse largas, muy largas. Yo estaba en un año bastante ocupado en la universidad, siempre estaba apurada o fuera de mi casa, así que me tomó un tiempo contestar, además de que me tardaba días en leer la carta por completo y escribir una respuesta. Él también trabajaba mucho, era enfermero en un asilo de ancianos, e incluso así, era más veloz en contestar que yo.
Estos días me siento mal por tomarme tanto tiempo en responder, debí haber empezado a escribir la contestación el mismo día en que su carta había llegado. Nuestras cartas eran tan largas que cuando queríamos una respuesta rápida o solo informar que vimos algo que nos recordó al otro enviábamos una carta corta y siempre decíamos algo como «relájate, sigo trabajando en la respuesta» o «¡espero tu carta carta enorme!» Jajajajajaja
Hablábamos de miles de temas en una carta, los más recurrentes eran sobre festivales de heavy metal a los que iba a ir ese año, sobre mis futuros tatuajes y sus tatuajes aleatorios. Estaba emocionado sobre cierto festival al que iba cada año, siempre sonaba interesado cuando le contaba sobre las cosas que hacía en la especialidad de geología, siempre interesado en mí haciendo caminatas (incluso aunque a mí no me gustaran) y en cualquier cosa boba de la que yo quisiera hablar.
Me tomó tiempo escribir respuestas a sus cartas, pero era como una brisa fresca en la mitad de mi agitada vida diaria. Por la universidad, estaba viviendo sola, así que las cosas podían ponerse un poco solitarias de vez en cuando, pero cuando estaba leyendo sus cartas, ese sentimiento desaparecía. Es asombroso cómo alguien que está físicamente tan lejos de ti se siente más cercano y te trae más confort que alguien que está justo a tu lado. Así es como él me hacía sentir en todo momento.
Nuestro último tema fue la pandemia, le pregunté cómo estaban las cosas en su país, en ese momento, no había casos reportados en Brasil. Me contestó diciendo que se encontraba bien y que las cosas todavía seguían tranquilas. Le estaba contestando su carta cuando las cosas empezaron a salirse de control en Europa, cuando vi las noticias le mandé una carta corta preguntando cómo estaba y cómo estaban los ancianos a los que cuidaba, después de un tiempo también mandé la carta larga contestándole, pero ambas siguen sin respuesta.
Han pasado ocho meses desde nuestra última interacción y siete meses que no él no ha abierto la app. Confieso que considerando su trabajo, temo lo peor e incluso ahora a veces me meto a su perfil esperando una actualización de estado, incluso aunque no me conteste, solo un signo de que está bien sería un alivio. Cada vez que espero a que su perfil cargue, rezo por leer «última vez online hace 2 horas» o algo parecido, desafortunadamente, solo es una esperanza, nunca una realidad.