menna.amber
Originally written in English. Translated by sofirilux.
El pasado puso obstáculos en mi camino.
En mi búsqueda por un futuro feliz.
Tuve que atravesar mucho y mis alrededores no podían brindarme consuelo.
Mi depresión y ansiedad habían sido un problema hasta ahora.
Intenté ser valiente y sobreponerme, pero era demasiado peso para mí.
Mucho más que el del titanio u osmio.
En todas partes, desde cualquier esquina y borde, escuchaba al mundo.
Lo escuché mientras hablaba de amistades por correspondencia.
Al principio la idea no me atrajo para nada. Así que no presté mucha atención.
Pero Slowly fue capaz de convencerme velozmente después de que la Play Store me recomendara la app.
Era el final de agosto de 2018.
Una sensación de malestar comenzaba a hervir dentro de mí.
Y al mismo tiempo me encontraba emocionada.
Al principio intenté con el emparejamiento automático, luego manualmente.
Pero las amistades no podían establecerse a futuro.
Escribíamos una o dos cartas.
Pero luego se acababa.
Tres semanas después, una persona de la tierra de los faraones y jeroglíficos me escribió.
Un alma maravillosa llamada Loay.
Una persona que después se convertiría en mi alma gemela y la fuente de mi felicidad.
Es curioso, de ahí provienen mis orígenes.
¿Era correcto empezar una amistad por correspondencia con alguien de la misma tierra natal?
Además, ¿qué significa el hogar, de cualquier forma?
Recuerdo su primera carta, las primeras palabras:
«La mayoría de nosotros usa estas apps para conocer a personas de diferentes culturas y países, no del nuestro.
Pero tras leer lo que escribiste sobre ti, no pude evitar mandarte una carta.
Me sorprendí bastante al ver lo apasionada que eres con la escritura.»
Y desde ese momento supe que él era perfecto para mí.
Empezamos a hablar sobre nuestras pasiones.
Mientras que el poder de la poesía me ha acompañado desde que tenía 15 años, la vía de escape de Loay era viajar libremente con su telescopio y observar constelaciones y eclipses.
¿Cómo puede ser que dos personas se distingan entre ellas y al mismo tiempo encuentren la versión del sexo opuesto de ellas mismas?
Como si hubiéramos vivido las mismas situaciones, las mismas pinceladas del destino.
Como si estuviéramos montando la misma montaña rusa, acompañados de sierras y valles.
Él hablaba de sus (futuros) planes y, sobre todas las cosas, de ser capaz de estudiar en Alemania algún día.
Como es tan ambicioso, no me dio más opción así que decidí enviarle mis poemas escritos en alemán.
Tal vez lo ayuden, pensaba.
Sin embargo, él se aferró a la idea y cada vez tenía más y más entusiasmo por leer algunas de mis piezas.
Yo me preguntaba cómo serían las cosas si él se decidiera por ir a Austria.
Pero desde que la universidad comenzó, las distancias se volvieron más y más largas.
Los intervalos se hicieron más irregulares, así que empezamos a escribirnos una vez a la semana.
La presión nos secuestró hacia la nada.
Yo solo quería hablar sobre la vida.
Sobre Dios y sobre el mundo.
Mantenerme sana, ese ha sido su consejo ya que estaba forcejeando con mi salud mental.
Y sus dulces palabras me dieron ánimos:
«Solo ten esto en mente. Algún día, después de todo tu esfuerzo, estarás sentada detrás de un lindo escritorio en una gran librería. Una larga fila estará esperando afuera para obtener una copia firmada por la autora, tú.
¡Probablemente yo esté ahí, esperando por mi libro firmado también, y alardeando de que mi amiga es la que está sentada detrás del escritorio!»
Comencé a extrañar a Loay más y más.
Cada vez que veía una nube oscura sentía que había perdido algo.
El único antídoto eran sus palabras, que me hacían pensar.
Sus cartas me hacían pensar en él.
La persona que se convirtió en mi preciado amigo por correspondencia venía a mi mente.
Tener a alguien que te entienda era un sentimiento increíble en el que no podía parar de pensar.
El único antídoto eran sus palabras que no quería extrañar de nuevo.
Si tan solo hubiera sabido que había un mensaje entre líneas.
Estaba recostada en mi cama.
Esperando recibir un mensaje pronto.
Y de repente el mundo se detuvo.
Cuando empezamos a intercambiar nuestros correos y números telefónicos, ¡lo sentí!
Sentí la química que nos unía, que algo estaba por suceder.
«No sabemos cuál pueda ser la última carta«, dijo.
¡Apestaría no poder estar en contacto!
Luego continuamos con nuestras historias.
Me fascinaba cómo alguien podía tomarse un año sabático en lugar de apresurarse por entrar a la vida universitaria de inmediato.
Él quería dejar todo atrás y empezar de cero, un nuevo comienzo.
Viajar a lugares dentro de Egipto, descubrir algunas películas, aprender habilidades nuevas como tocar instrumentos o aprender/mejorar sus habilidades de lenguaje… Deseé poder hacer todo en este mundo junto a él.
Incluso empezamos a recomendarnos películas y canciones, y después decidí crear una lista de reproducción llena de todas esas canciones.
Si nuestra historia fuera una película, esa sería nuestra banda sonora.
Tras volvernos cercanos, decidimos preguntar cosas más íntimas.
Al principio pensé que había cruzado la línea y que lo había asustado.
Pero estaba equivocada y seguimos jugando.
Se sentía como si nos conociéramos desde hace años, a pesar de que nunca nos habíamos visto ni escuchado la voz del otro todavía.
Después de que habláramos sobre relaciones una vez, me enamoré repentinamente.
Me enamoré de sus palabras encantadoras.
Estaba enamorada de la idea del amor.
A pesar de mi asexualidad, decidí dejarme llevar.
Quiero decir, me había enamorado antes de nuestras preguntas, pero no había podido describir correctamente el sentimiento dentro de mí.
¿Pero por cuánto tiempo?
«Loay te está enviando una nueva carta.»
Mi corazón se detuvo tan pronto como el logo de Slowly apareció en mis notificaciones.
Y como era la única persona con la que hablaba, supe que era él.
Esta app me ha hecho apreciar cada momento.
Cada carta.
Cada palabra y carácter.
Y me hizo apreciar esta pura alma más y más.
Me pregunto si a él le pasa lo mismo que a mí.
Nuestra situación resultó como se esperaba y como no al mismo tiempo:
«Una de las razones principales que me hacen querer despertar por las mañanas es la idea de tener esta relación bizarra contigo. Digo, piénsalo por un momento. Nunca nos hemos cruzado, nunca hemos visto nuestras caras, nunca hemos escuchado nuestras voces, vivimos miles de kilómetros separados, en continentes diferentes. Si pasamos al lado del otro algún día, probablemente no nos daremos cuenta. Pero, aún así, compartimos tantas cosas, y siento que te he conocido por un largo tiempo.
Sus ideas me recordaron a una novela alemana que devoré: Love Virtually (nombre original: Gut gegen Nordwind).
Y aunque no le dimos la espalda a Slowly (porque simplemente es irremplazable), cambiamos de la app al correo y luego a los mensajes instantáneos.
Me enamoré de la idea de él. De la idea de que dos amigos por correspondencia de diferentes países, a miles de kilómetros de distancia, pero de la misma cultura empezaran una relación como en las novelas.
Me enamoré de la persona detrás de la pantalla.
Ahora han pasado 10 maravillosos meses desde que empezamos a mandarnos cartas.
Han pasado 3 asombrosos meses desde que encontré a mi alma gemela y la fuente de mi felicidad aquí en Slowly.
Han pasado 3 magníficos meses desde que empezamos nuestra relación.
Y hemos escrito cerca de 110 cartas desde que nos conocimos. ¡Vamos por la número 150 y más allá!
Solo quería agradecer a cada una de las personas detrás del desarrollo de la app que hicieron posible encontrar amigos por correspondencia alrededor del mundo.
Y por supuesto un agradecimiento especial a Loay por permitirme conocer un alma increíble y pura como la tuya.
Gracias por darme valor en los momentos difíciles cuando más te necesitaba.
Cuando las cosas se tornen grises, todo lo que tengo que hacer es escribirte una carta y esperar tu respuesta.
Gracias por inspirarme para aprender sobre astronomía. Gracias por la emoción que me da recibir tus cartas.
Y aunque no espero que contestes de inmediato, saber que estás a mi alcance me da esperanza. ¡Eres mi mundo entero!
Saber que cuento con tu apoyo y que puedo contarte cualquier cosa que me moleste me da fuerzas.
Cada vez que pienso en tu presencia en mi vida, me siento feliz y agradecida.
Me siento infinita por ti, ¡te amo!