Podría describirlo como una experiencia meditativa: me siento completamente presente en el momento y me olvido del mundo mientras sigo escribiendo.

Sus cartas me hicieron reflexionar sobre muchas cosas que daba por sentadas en el mundo, y ella y yo compartimos varios valores morales.

Slowly me hizo darme cuenta de cuán hermoso es este mundo y cuántas personas encantadoras están esperando ser descubiertas!

Hablan de un mundo desconocido para mí, pero me dieron la llave y me mostraron todo.

Slowly me enseñó la lección más importante de valorar a las personas en tu vida. Nunca los des por sentado.

A menudo intercambiamos historias sobre nuestros miedos y preocupaciones sobre la vida. Nunca dudé en contarle nada.

Gil se esforzó mucho, nos dedicó mucho tiempo a pesar de su trabajo y nos llevó a todos los rincones hermosos de su ciudad natal, Querétaro, a los que probablemente nunca habríamos llegado sin él.

Sentíamos que estábamos en la misma habitación, aunque estábamos a casi mil kilómetros de distancia.

Me siento increíblemente bendecido por mis amigos de Slowly, que han calentado mi corazón y me han impedido sentirme solo.

Mi yo del pasado probablemente no creería que ahora puedo hablar con personas con facilidad y no sentirme abrumado todo el tiempo...

Siento que me estoy convirtiendo en una mejor persona al intercambiar cartas con él, preguntando sobre las fortalezas de cada uno y preocupándonos el uno por el otro.

Slowly me ha ayudado a salir de mi caparazón y a tener más confianza en que la gente apreciará lo que digo.