Originally written in English. Translated by landonn.

Los programas de mensajería instantánea y las redes sociales se han apoderado de nuestras líneas de tiempo, robando nuestra atención con una saturación, un bombardeo de información – comunicación que parece rápido y puntual que trae consigo un vacío infinito. Y yo elegí sentarme a escribir una carta seria por ni otra razón que el deseo para lograr un intercambio real. Pensamiento, el pensamiento humano, no es sólo un movimiento del cerebro, sino una experiencia física; nuestros dedos tocan el teclado y a veces, a mitad de la carta, sabemos lo que realmente queremos decir.

Slowly me ha proporcionado un deleite interminable en la espera de nuevo correo. La carta podría haber llegado del otro lado del mundo por completo y tener que esperar más de 30 horas para llegar, o podría haber llegado de la misma ciudad que yo y tener que ver la verdad en sólo una hora. Nos hace que apreciemos nuestros amigos por correspondencia y cada carta – a veces durante meses sin oír de ellos, sólo para abrirlo un día y encontrar una carta larga desde un viejo amigo; una alegría de la época clásica que solo puede calentar en un sentimiento emotivo durante la espera.

Hablé de la antigua Unión Soviética y de la Iglesia Ortodoxa con maestros de Rusia, del poscolonialismo y la arquitectura de la nueva era con estudiantes y artistas de África, de la historia común, las diferencias y el consenso con amigos de China continental, Hong Kong, y Taiwán – tuve la suerte de contar amigos de todo el mundo. Aislado y profundo como literatura latinoamericana, inspiradora como la ciencia ficción; las reflexiones de personas diferentes me han hecho realmente consciente de lo que es el internacionalismo y lo que es el alma humana.

Escribir cartas es una gran manera de invertir nuestro propio tiempo, de tomar en serio el tiempo de otras personas y, por último, de amar a la humanidad.