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Un bon petit Bretzel
Un bon petit Bretzel | 🇫🇷 Francia

Originally written in English. Translated by TheOnlyLonely.

¿Cómo debería empezar? Creo que esta aplicación puede aportar realmente algo a sus usuarios, como hizo conmigo. Entre las muchas cartas interesantes y únicas que recibí, una acabó trayéndome el amor. Por supuesto, no había descargado Slowly pensando en que fuera una plataforma de citas, y realmente aprecio cada una de las conversaciones que he mantenido con personas de todo el mundo. Sin embargo, lo verdaderamente magnífico de todo esto es que, a pesar de lo idealista y soñador que pueda sonar, las relaciones que consigues desarrollar lentamente con la gente realmente importan en el mundo real, lejos de los unos y ceros en los que se basa tu teléfono. De alguna manera, tuve una suerte increíble y fui testigo de que esto me ocurría hasta un punto increíble.

Un día, una chica brasileña me envió una carta. No se limitaba a describir su vida, a hablarme de su país, de su cultura. No, era más bien una puerta abierta a su corazón. Compartió conmigo sus traumas pasados, sus luchas cotidianas y sus pensamientos. Yo sólo tenía que responder con tanta honestidad como ella, y así comenzó una serie de cartas cuidadosamente escritas que se enviaban de un lado a otro del Atlántico.

Al principio parecía que mi vida cotidiana no había cambiado mucho, pero en realidad mis días estaban salpicados por sus palabras. Tener a alguien con quien compartirlo todo, tanto los momentos felices como los tristes, es algo inestimable. Rápidamente, nos acercamos el uno al otro a pesar de la distancia. ¿Hay un límite para lo que podemos conseguir con simples mensajes? ¿Seguiría siendo nuestra relación la misma en persona?

Bueno, ya tengo mi respuesta. Las pasadas Navidades, ella emprendió un gran viaje por su cuenta para venir a conocerme. Podría llenar decenas de páginas describiendo la escena irreal de nuestra primera vez juntos. Estábamos en una estación de tren y, sin mediar palabra, nos abrazamos, con las lágrimas ya cayendo por nuestras mejillas.

Hicimos muchas cosas juntos, descubrimos mi región, mi familia, mi cultura. En todo momento, no dejaba de pensar que, de hecho, ya la conocía. Era la misma persona que me había enviado una carta unos meses antes. Había conseguido transmitir su alma a través de las palabras, y este viaje era un reencuentro más que un descubrimiento.

Hay que dar a cada uno su oportunidad, dejar que te cuente su vida: Todos tenemos mucho en común, pero nuestras diferencias son también lo que hace que el intercambio de estas cartas sea una aventura tan emocionante.

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