Zorek
Descargué esta app hace años para hacer la tarea de un profesor de literatura, después de eso la olvidé unos años y en 2021 comencé a usarla de nuevo debido a la cuarentena. ¿Quién diría que gracias a esa tarea hoy conozco a una persona increíble?
Al principio era bastante simple, a veces recibía cartas de personas de otros países y era interesante, pero por diversas razones dejábamos de hablar.
Posteriormente tomé la iniciativa de comenzar a enviarle cartas a gente al azar, ora me dejaban en visto, ora no la recibían, ora dejábamos de hablar por diversos motivos; hasta que conocí a Karla, fue a mediados de este 202, que envié una carta más sin esperar una respuesta, rápidamente hubo sinergia en las cartas y comenzamos a intercambiar más, entre temas baladíes como la cotidianeidad de la pandemia, talleres de preparatoria o decorar un apartamento imaginario, dio la casualidad de ella vivir en CDMX (yo vivo en Puebla, y son ciudades que se encuentran en promedio a dos horas de distancia).
Las cartas tenían bastante fluidez, eran interesantes, amenas, siempre me dejaban pensando en los temas que se planteaban (principalmente transhumanismo) y ya después de muchas cartas intercambiadas le envié una invitación a una fiesta con amigos en Atlixco (imagínense que de casualidad hubiese ido, simplemente irreal, yo sabía que no iría, en mi mente siempre creí imposible conocer a alguien de slowly en la vida real) y me comentó que la invitación se veía súper bien.
Así fueron pasando meses, hasta que los periodos de ausencia comenzaron a ser largos, al igual que con la mayoría de gente con la que intercambio cartas, me había resignado a que repentinamente dejaría de contestar por razones que desconocía. (Yo entiendo que los infinitos melodramas que experimentamos todos los días nos alejan y nos dejan apenas tiempo para contestar cartas, que las ocupaciones de la vida real nos saturan y el tiempo escasea, así que no había mucho problema, supongo es algo natural y no me causaba molestia ni incomodidad).
Con los periodos de ausencia largos entre cada carta envié la que creí ser la última…
He de hacer cómo aclaración que una de mis cualidades preferidas de Slowly es el hecho de esperar por cartas, a diferencia de la inmediatez de whatsapp, donde un emoji o un “hola” se envían sin cuidado, aquí las cartas se cuidan mucho, pues son más largas, requieren un tiempo de espera y son limitadas, se les dedica más elaboración y por ello crean nexos especiales.
Para el asombro mío, dos meses después me envió una carta, vasta era la incredulidad en mí, interiormente me había resignado a no recibir respuesta, y el asombro aumentó cuando sólo vi en la carta un link a Spotify; la música, soledad y éxtasis mejorados diría Cioran, copié el link a mi buscador Safari y me llevó a una canción de letra y significados difusos, no sabía que quería decirme, un dance-punk fascinante, emocional y melancólico, sobre todo melancólico, hablando de pensamientos tristes en francés. No supe como interpretarlo y naturalmente me preocupé, nunca me había sentido así de perdido, respondí con una cartas y al no ver respuesta en la primera, envié una segunda acompañada de un disco…
Recibí una respuesta, de hecho dos, una de ellas era su número telefónico (no sé si esto es hacer trampa en Slowly, pero por la facilidad que otorg whatsapp comenzamos a hablar más) y a hacer llamadas por las noches cuando ambos teníamos tiempo, son llamada increíbles, (pues hasta la fecha las hacemos) siempre interesantes hablando de la vida.
Para no hacer más larga la historia, por motivos del azar tuve que ir a CDMX y le envié mensaje, por la zona a la que iba pensé que habría grandes probabilidades de vernos… y conocerla en la vida real. Así que le comenté y así fue, pasamos una amena tarde en el centro de CDMX, caminando por Bellas Artes y yendo a un café clásico en la torre Latinoamericana. Una experiencia única.
La foto la tomé ese día desde la terraza del café.
A día de hoy me sigue maravillando el hecho de haber conocido a alguien en persona gracias a Slowly, siempre lo vi imposible, y extraordinariamente es una persona con la que me llevo muy bien, hablamos casi todos los días y siempre hay temas de conversación fascinantes entre nosotros.