Originally written in English. Translated by Osbran.

No sé exactamente por dónde empezar, pero mi historia de Slowly comienza en octubre de 2018, intentando conectar con el mayor número de personas posible, descubriendo rápidamente que no era posible.

La diversidad de corresponsales es interesante, pero el número de personas para responder a las cartas debe ser directamente proporcional a nuestra capacidad real para responderlas. Con atención, con afecto, con respeto. Sólo así se produce el intercambio de experiencias y se construye la amistad. No siempre en las semejanzas, al contrario, a menudo son las diferencias que tenemos las que llenan nuestra incompletud.

Hice amigos, otros no tanto, algunos amigos permanecen hoy, otros se rindieron a mitad de camino sin un adiós. Incluso descubrí que hay muchos spammers que se aprovechan de la buena fe de la gente.

Sin embargo, lo más importante a decir de Slowly, es que gracias a las amistades que mantuve aquí por correspondencia, de diferentes partes del mundo, no me volví loco durante esta pandemia de COVID-19.

Conocí personas hermosas, de buen corazón, que siempre estuvieron abiertas a escuchar y contar sus momentos felices y tristes, por primera vez no me sentí sola, a pesar de estar sola en casa.

Son tantos momentos hermosos, intercambiando experiencias, angustias, soledades compartidas… Quiero agradecer al equipo de Slowly por crear esta herramienta de interacción única, que rescata algo olvidado, pero tan necesario: compartir sentimientos.

Estoy enormemente agradecida, equipo Slowly. Gracias.