En Slowly encontré un buen amigo que siempre me apoya, me entiende, se preocupa por mí y me acompaña en cualquier situación.

Se me presentaron tantas personas talentosas e interesantes que me hacen sentir que el futuro está a salvo mientras estén aquí, bendiciendo al mundo.

A. no huyó, y sus miradas finalmente se cruzaron por primera vez. Fue diferente de lo que esperaban, pero mejor...

¿No es curioso cuán estrecha puede ser una relación desarrollada solo con palabras?

Como periodista, me encanta conocer más sobre las personas y cómo experimentan la vida. Sin embargo, Slowly me permitió ir más allá de lo que esperaba.

En el fondo, creo que todos anhelan descubrir qué hay más allá de los límites de su propia cultura: el enorme mundo en general.

El acto de mandar correspondencia y compartir un poco sobre ti puede hacerte sentir un poco vulnerable al principio, pero si le das una oportunidad verás que vale la pena.

Todo comenzó con "Saudações cara compatriota!" ("¡Saludos, compatriota!"), y en total, terminamos intercambiando 103 cartas.

No importa cómo de lejos vivamos los unos de los otros o de dónde venimos, las palabras escritas con amor y honestidad siempre nos conectarán.

Simplemente dejando que nuestras personalidades fluyan através de las cartas, somos capaces de transmitir a otros quiénes somos a pesar de la distancia.

Todo comenzó hace dos años y medio, en una noche de otoño, y se convirtió en una increíble amistad.

Me he sentido sola por la mayor parte de mi vida. Me sentía aislada de mis compañeros en la escuela e incluso me sentía aislada de mi familia.