Pasamos una amena tarde en el centro de CDMX, caminando por Bellas Artes y yendo a un café clásico en la torre Latinoamericana. Una experiencia única.

Siempre quise viajar, y Slowly para mí fue una forma de viajar.

Es mi historia, la historia de entenderme y aceptarme a mí misma.

Cuando escribo cartas aquí para personas de todo el mundo, siento que no tengo problemas con mis trastornos.

Pensé que podría practicar inglés y coreano aquí, y finalmente probar las cosas de las que hablaban mis libros de texto.

Ver a tu amigo por correspondencia cobrar vida y materializarse en la persona de la que has aprendido tanto, es el sentimiento más sentimental y surrealista que jamás haya experimentado.

Todos queremos encontrar a alguien con quién hablar. Con ellos, queremos ser la versión más auténtica de nosotros mismos.

Y en un momento supimos que estábamos profundamente enamorados el uno del otro...

Como periodista, me encanta conocer más sobre las personas y cómo experimentan la vida. Sin embargo, Slowly me permitió ir más allá de lo que esperaba.

En el fondo, creo que todos anhelan descubrir qué hay más allá de los límites de su propia cultura: el enorme mundo en general.

No importa cómo de lejos vivamos los unos de los otros o de dónde venimos, las palabras escritas con amor y honestidad siempre nos conectarán.

Me escuchan, me reafirman y sé que eventualmente todo estará bien.